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CONSEJOS PARA BAÑAR A UN PERRO CON MIEDO AL AGUA

Generalmente a los perros les suele gustar el agua, no obstante, no todos disfrutan del baño tal y como lo entendemos nosotros: con ducha, gel, aclarado y secado. Puede ocurrir que nos encontremos ante un perro con miedo al agua y, entonces, estos baños imprescindibles se convierten en una tortura para él y para nosotros, sus cuidadores. Pero entonces, ¿cómo bañar a un perro si no se deja?

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¿Cómo podemos evitar que nuestro perro tenga miedo al agua?

Antes de pasar a explicar cómo bañar a un perro con miedo al agua, vamos a dar algunos consejos, a modo de medidas preventivas, para iniciar, desde el primer momento, una buena relación de nuestro perro con el agua. Estas recomendaciones, que sirven tanto para cachorros como para perros adultos, son las siguientes:

  • No obligar jamás al perro a meterse en el agua.

  • No castigarlo bajo ninguna circunstancia y de ninguna manera.

  • No bañarlo en exceso, ya que es contraproducente para su salud. Sigamos las recomendaciones de nuestro veterinario, ya que la frecuencia de baños va a depender de múltiples factores como el tipo de manto o el modo de vida.

  • No utilizar el agua como método de castigo nunca.

  • Mantener siempre la calma, ya que es la única manera de transmitirle tranquilidad al perro. Si estamos nerviosos, mejor dejar el baño para otro día.

  • Emplear solo productos específicos para perros. De usar otros no indicados podemos correr el riesgo de provocar problemas dermatológicos, lo que puede aumentar el rechazo del perro al baño.

  • Tener todo lo necesario a mano para realizar la tarea de forma rápida y eficaz, sin dejar en ningún momento solo al perro.

  • Empezar con un lavado simple, con solo una aplicación de champú.

  • Controlar la temperatura del agua. Las recomendaciones hablan de hacer el baño con el agua a unos 39 ºC, pero siempre es mejor ajustarla al gusto del perro, dejándola a la temperatura a la que lo veamos más a gusto.

  • Enjabonar y echar el agua en zonas poco comprometidas, como pueden ser las patas, aunque va a depender del perro, es algo que deberemos ir observando, para ir acercándonos a la cara, que suele ser la parte en la que se produce más rechazo.

 

Signos de miedo al agua en nuestro perro

En este apartado vamos a exponer comportamientos que nos van a indicar que nuestro perro tiene miedo al agua. Algunos nos resultarán evidentes, pero otros pueden no serlo tanto. Es muy importante conocer el lenguaje canino para poder evaluar en todo momento las emociones del perro y saber si estamos actuando de forma adecuada o si, por el contrario, estamos provocando una situación muy estresante para el animal.

Si nuestro objetivo es lograr que el perro asocie de forma positiva el baño, estar atentos a los síntomas de miedo en los perros. Destacamos los siguientes:

 

  • Orejas hacia atrás, cuerpo encogido, pupilas dilatadas y cola entre las patas.

  • El animal intenta huir, se queda paralizado o muestra conductas agresivas.

  • Muestra muchas señales de calma, como relamerse, bostezar o jadear.

  • Se sienta y se niega a entrar en la bañera.

  • Si lo llevamos con collar y correa intentará soltarse.

  • Cuando conseguimos que entre, intenta salir una y otra vez.

  • En su intento por huir, tira cualquier cosa que se encuentre a su alrededor e incluso se nos sube encima si lo estamos sujetando.

  • En ocasiones es el ruido del agua saliendo del grifo el detonante del miedo del perro.

  • Algunos gimen e incluso aúllan.

Si reconoces uno o varios de estos comportamientos, es que probablemente te encuentres ante un caso de miedo al agua e incluso podrías encontrarte ante una fobia. Vamos a explicar a continuación cómo bañar a un perro con miedo al agua, aplicando técnicas basadas en el refuerzo positivo y acordes a un perro que manifiesta miedo.

Trucos para un baño feliz

Por último, además de los consejos que ya hemos explicado para establecer una buena relación de nuestro perro con el agua, vamos a centrarnos en aquellos animales que muestran miedo cada vez que intentamos darles un baño. Los pasos a seguir para mejorar la experiencia son los siguientes:

·    Lo primero que tenemos que trabajar es nuestra actitud. Debemos tratar a nuestro perro con firmeza y seguridad y tener muy claro que firmeza no implica, en ningún caso, violencia ni gritos. Manejarlo sabiendo lo que hacemos y de una manera tranquila es lo que va a conseguir transmitirle seguridad y esto hará que acepte mejor una situación que le desagrada.

·         En el suelo de la bañera tenemos que poner una alfombrilla o cualquier otro material antideslizante. Este es otro factor que le va a dar tranquilidad al perro, ya que sin esta precaución resbalaría, aumentando su desazón. Si no disponemos de alfombrilla nos puede cumplir la misma función una toalla grande doblada, de forma que sea difícil que el perro la pueda retirar con sus patas.

·         Antes de iniciar el baño debemos ser capaces de mantener al perro tranquilo en el interior de la bañera. Para ello podemos ayudarnos de caricias, palabras afectuosas o su premios favorito. Debemos felicitar a nuestro perro cuando esté sentado o quieto. Y en esto tenemos que ser precisos porque, si el perro recibe su premio cuando está, por ejemplo, intentando salir de la bañera, puede entender que alabamos sus intentos de fuga. Lograr este punto puede ser complicado si el perro tiene la bañera mal asociada. Puede ser interesante realizar varias sesiones de tolerancia en la bañera antes de realizar un baño real.

·         Una vez conseguido el paso anterior vamos a comenzar a abrir el agua. Algunos perros volverán a inquietarse en este momento por el fuerte sonido. Para evitarlo podemos poner el grifo al mínimo, y no la ducha. Conviene tener cerca un vaso grande o una jarra para poder mojar y aclarar. De ser el caso, volveremos a calmar al perro y solo entonces podremos comenzar a mojarlo. En función de cómo evolucione, veremos si es posible aumentar el flujo de agua y/o llegar a abrir la ducha.

·         Es importante despejar la bañera de botes o cualquier otro elemento susceptible de caer fuera o dentro de ella mientras realizamos cualquiera de estos movimientos. Por ello, es mejor que tengamos el champú a nuestro lado en el suelo o lo dejemos en el suelo de la bañera. Si algo cae y golpea al perro o simplemente le asusta el ruido, podemos tirar por tierra todo el trabajo que llevamos hecho.

·         Comenzamos a mojar a nuestro perro por las patas y ascendemos por el pecho. Hay perros con miedo que con calma y el efecto relajante del agua caliente acaban por aceptar bastante bien el baño a partir de este momento. No olvidemos nunca recompensarlo cuando está quieto o sentado. En cambio, si vuelve a inquietarse, deberemos empezar de cero, intentando que vuelva a estar quieto antes de continuar mojándolo. Del pecho ya pasamos al lomo y a la cola. Lo último será la barriga y la cabeza. No es necesario que le lavemos la cara, pues puede asustarse y es algo que podemos hacer al final, pasándole una toalla mojada.

·         Si el perro quiere permanecer sentado, respetémoslo, aunque eso suponga que el lavado no sea perfecto. Cuando no muestre miedo ya tendremos tiempo de conseguir que se bañe de pie.

·         Una vez mojado, aunque al principio no sea un empapado perfecto (hay que recordar que estamos aprendiendo y ahora es más importante que pierda el miedo antes que la perfección del lavado), apagamos el agua y pasamos a enjabonar, que suele ser un paso mejor aceptado. Mantenemos siempre la calma y repetimos el patrón en todo momento: si el perro se pone nervioso, paramos, tranquilizamos y, una vez conseguido, premiamos.

·         Una vez puesto el champú (podemos seguir el orden corporal dado al inicio para mojar al perro), volvemos a abrir el agua y aclaramos siguiendo los pasos que ya hemos dado para empapar al perro.

·         Aunque los baños suelen requerir la aplicación del champú por dos veces, al tratarse de un perro con miedo podemos quedarnos, mientras no lo pierde, con una única aplicación, dando ya por terminado el baño.

·         El secado lo haremos con toallas, quitando la mayor humedad posible. Se puede utilizar el secador si el perro lo tolera. Si no es así, podemos seguir el mismo modelo que hemos empleado para el baño, es decir, tranquilizando al perro para mantenerlo quieto, premiándolo cuando lo consigue y parando cuando se pone nervioso.

Con estos consejos sobre cómo bañar a un perro con miedo al agua deberíamos empezar a observar una mejoría en la aceptación del baño por parte de nuestro perro. Si no es así, si no conseguimos evolución o, incluso, si nuestro perro va a peor, debemos buscar consejo profesional de la mano de un etólogo, educador canino o adiestrador.

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