Mi perro me lame mucho – ¿Por qué y qué hacer?

RESUMEN CON IA

El lamido excesivo en los perros es una conducta con raíces ancestrales, heredada de los lobos, que puede expresar afecto, sumisión o búsqueda de atención. Aunque muchas veces es inofensivo, también puede indicar ansiedad, aburrimiento o ser reforzado involuntariamente por el tutor. Los perros suelen lamer manos, pies o la cara como forma de vincularse, pero si este comportamiento se vuelve compulsivo, es importante intervenir. Para evitarlo, se recomienda no reforzarlo, redirigir la atención del animal y fomentar actividades físicas y mentales. Aunque algunos tutores permiten el lamido como muestra de cariño, debe tenerse en cuenta la higiene y posibles riesgos sanitarios. Si el comportamiento persiste o afecta la convivencia, es aconsejable consultar con un veterinario o etólogo para abordar el problema de forma profesional.

 

Basado en el artículo original de Ricardo Luis Bruno, Veterinario y etólogo. 

 

Tener un perro en casa es sinónimo de cariño, compañía y lealtad. Sin embargo, muchas veces estos fieles amigos manifiestan conductas que pueden parecer extrañas o incluso excesivas para los humanos. Una de las más comunes —y a veces desconcertantes— es el lamido excesivo. Algunos tutores se preguntan: «¿Por qué mi perro me lame tanto?» y, más importante aún: «¿Debo hacer algo al respecto?».

Este artículo analiza en profundidad las causas del lamido frecuente en los perros, su raíz etológica, sus implicaciones emocionales y cómo abordarlo si se convierte en un problema.

 

  1. El origen del lamido: una conducta ancestral

Para comprender por qué un perro lame a su tutor, es necesario retroceder miles de años en la evolución. La conducta de lamer tiene raíces atavistas en los lobos, antecesores directos de nuestros perros domésticos. En las manadas de lobos, los cachorros lamen el hocico de los adultos al regresar de la cacería. Este comportamiento sirve como una señal para que los adultos regurgiten comida predigerida, lo que permite a los pequeños alimentarse.

 

  1. ¿Qué significa que mi perro me lama mucho?

Aunque inicialmente los lamidos pueden parecer simples muestras de afecto, en algunos casos pueden indicar otras necesidades emocionales o conductuales. Estos son algunos de los significados más frecuentes:

2.1. Afecto y vínculo

La explicación más común y sencilla: tu perro te quiere. Al lamerte, tu mascota demuestra cariño, afecto y apego. Esta conducta también puede ser un signo de que se siente seguro contigo y busca reafirmar su vínculo emocional.

2.2. Sumisión y respeto

En la naturaleza, los animales subordinados suelen lamer a los dominantes como señal de respeto y sumisión. Si tu perro te lame con frecuencia, es posible que reconozca tu rol como figura de autoridad o guía dentro del «grupo familiar».

2.3. Ansiedad o estrés

Un motivo menos positivo del lamido excesivo es el estrés emocional o ansiedad. Algunos perros recurren al lamido como una forma de calmarse o autorregularse. Lamer a su tutor, a objetos o incluso a sí mismos (como sus patas o la cola) puede ser un síntoma de que algo no anda bien emocionalmente.

2.4. Refuerzo involuntario

En muchas ocasiones, el lamido excesivo es reforzado sin querer por el tutor. Si cada vez que el perro lame recibe atención, caricias o palabras suaves, probablemente esté asociando esa conducta con una recompensa. Así, lamer se convierte en un hábito aprendido, no solo instintivo.

 

  1. Zonas del cuerpo más lamidas y su significado

Los perros no siempre lamen las mismas partes del cuerpo, y esto también puede tener distintos significados:

3.1. Manos

Las manos suelen llevar restos de comida, olores interesantes y son una zona de contacto frecuente. Lamer las manos también puede ser una forma de solicitar atención o mimos.

3.2. Pies

Aunque pueda parecer extraño, los pies tienen muchas glándulas sudoríparas que liberan feromonas. Lamer los pies puede ser una señal de curiosidad, gusto por el olor corporal o incluso un acto de sumisión.

3.3. Cara y boca

Esta es una de las formas más evidentes de afecto y también una conducta que proviene del comportamiento de los lobeznos, como se explicó antes. En algunos casos, lamer la boca también puede estar asociado con una petición de alimento o una señal de entusiasmo.

 

  1. ¿Cuándo el lamido se convierte en un problema?

Aunque recibir unas cuantas lamidas ocasionales puede ser inofensivo e incluso agradable para algunas personas, el lamido compulsivo puede ser un signo de un problema más profundo.

4.1. Lamido compulsivo por ansiedad

Si el perro lame constantemente, incluso sin la presencia de su tutor, y redirige esta conducta hacia objetos o partes de su cuerpo, podría estar manifestando un trastorno de ansiedad. En estos casos, el lamido actúa como un mecanismo de alivio, similar al acto de comerse las uñas en humanos.

Esta conducta puede evolucionar hacia problemas más graves como:

  • Autolesiones
  • Infecciones cutáneas
  • Dermatitis por lamido

4.2. Aburrimiento o falta de estimulación

Un perro que no recibe suficiente estimulación física o mental buscará formas de ocupar su energía. El lamido puede convertirse en una actividad repetitiva para pasar el tiempo, lo cual indica que es momento de revisar su rutina de paseos, juegos y enriquecimiento ambiental.

 

  1. ¿Cómo evitar que mi perro me lama en exceso?

Si el lamido se ha convertido en un comportamiento no deseado o preocupante, existen varias estrategias que puedes implementar:

5.1. No reforzar la conducta

Evita reacciones exageradas cuando tu perro te lame. Ignorar este comportamiento es una forma efectiva de no reforzarlo. Si le das atención (aunque sea negativa), puede interpretar que su conducta da resultado.

5.2. Redirigir su atención

En lugar de castigar, es más eficaz redirigir la energía del perro hacia un juego, un paseo o una orden sencilla que sepa realizar. Esto no solo interrumpe la conducta, sino que promueve el aprendizaje y la obediencia.

5.3. Cambiar rutinas de interacción

Intenta establecer formas distintas de interacción afectiva que no impliquen contacto excesivo con la boca. Jugar con juguetes, practicar trucos o simplemente acariciar en momentos puntuales puede fortalecer el vínculo sin fomentar el lamido.

5.4. Actividad física y mental

Un perro activo es un perro equilibrado. Asegúrate de ofrecer paseos diarios, juegos de olfato, juguetes interactivos y momentos de socialización. Esto ayudará a reducir el estrés y el aburrimiento, factores que muchas veces desencadenan el lamido excesivo.

 

  1. ¿Dejar que mi perro me lama: sí o no?

Esta es una pregunta personal que depende del nivel de comodidad y del estado de salud de cada tutor. Desde el punto de vista emocional, el lamido puede reforzar el vínculo. No obstante, desde una perspectiva higiénica, conviene tener en cuenta algunos aspectos:

  • La boca del perro contiene bacterias y gérmenes que pueden ser transmisibles, especialmente si existen heridas abiertas en la piel.
  • Personas inmunosuprimidas, niños pequeños o adultos mayores deberían evitar este tipo de contacto, ya que tienen mayor riesgo de sufrir infecciones.

Si decides permitirlo, hazlo con moderación, cuidando que no se convierta en una conducta constante ni problemática.

 

  1. ¿Cuándo consultar a un especialista?

Si el comportamiento persiste, se intensifica o comienza a generar problemas de salud física o emocional en el perro o en la convivencia, es momento de acudir a:

  • Un veterinario: para descartar causas médicas o dermatológicas.
  • Un etólogo o educador canino: para identificar y corregir causas conductuales.
  • Un especialista en ansiedad animal, si se sospecha un problema más profundo.

Conclusión

El lamido es una de las múltiples formas en que los perros se comunican con nosotros. Entender su origen, su significado y sus implicancias es esencial para mantener una convivencia sana y equilibrada. Aunque pueda ser una conducta adorable en algunos casos, también puede transformarse en un comportamiento repetitivo e invasivo si no se gestiona adecuadamente.

En última instancia, lo más importante es observar al perro, entender sus necesidades emocionales y comportamentales, y actuar con empatía pero con límites claros. Solo así podremos ofrecerle la estabilidad que necesita y fortalecer un vínculo basado en el respeto mutuo.

¿Tu perro también te lame mucho? ¿Cómo lo manejas tú? ¡Déjanos tus comentarios!

 

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