Pros y contras de castrar a un perro: guía práctica para tomar una decisión informada

RESUMEN CON IA

La castración en perros es una cirugía frecuente que puede aportar beneficios, pero también riesgos que conviene evaluar antes de decidir. Entre sus ventajas, en machos ayuda a reducir conductas sexuales (marcaje, monta, escapadas), previene tumores testiculares y problemas prostáticos; en hembras evita camadas no deseadas, elimina el celo, previene piometras y reduce el riesgo de tumores mamarios. Sin embargo, la castración también conlleva inconvenientes: riesgos anestésicos, predisposición al sobrepeso, posibles problemas articulares si se realiza muy temprano, incremento de ciertos tumores y, en algunos casos, empeoramiento de conductas agresivas o miedosas. Existen alternativas como vasectomía, ligadura de trompas o castración química. La decisión debe ser individualizada, considerando la edad, raza, salud y carácter del perro, siempre con asesoría veterinaria y, de ser necesario, etológica.

 

Basado en el artículo original de Marta Sarasúa, ATV y etóloga. Texto ampliado y redactado de forma original.


¿En qué consiste exactamente la castración?

  • En machos: la cirugía elimina los testículos (orquiectomía). Esto suprime la fuente principal de testosterona, hormona implicada en la fertilidad y en ciertas conductas (marcaje, monta, deambular en búsqueda de hembras, competencia entre machos).

  • En hembras: puede hacerse ovariectomía (extirpar solo los ovarios) u ovariohisterectomía (ovarios y útero). Ambas esterilizan y detienen el ciclo estral; la segunda, además, elimina el riesgo de patologías uterinas como la piometra.

La cirugía se realiza bajo anestesia general. Por ello, siempre debe existir una valoración preoperatoria (historial clínico, exploración y, en muchos casos, analítica) para minimizar riesgos.


Ventajas de castrar a un perro macho

  1. Reducción de conductas sexuales y de riesgo
    Al descender de forma marcada la testosterona:

    • Disminuyen los marcajes con orina, la monta y la búsqueda activa de hembras.

    • Se reduce la probabilidad de escapadas y, con ello, de accidentes o peleas.

  2. Impacto en la agresividad relacionada con hormonas
    En machos cuya agresividad está ligada a competencia sexual o territorialidad muy marcada, la castración puede ayudar a modular estos comportamientos. No es una garantía ni actúa sobre miedos o inseguridades (ver más abajo), pero puede ser un apoyo dentro de un plan de modificación de conducta.

  3. Prevención de tumores testiculares
    Al no haber testículos, no hay tumores testiculares. También se reduce la hiperplasia benigna de próstata y ciertas afecciones prostáticas dependientes de hormonas.

  4. Control poblacional
    Evita camadas no deseadas y colabora con la tenencia responsable, especialmente en entornos con alta tasa de abandono.


Ventajas de castrar a una perra

  1. Evita gestaciones no deseadas y el celo
    Sin ovarios, no hay ovulación ni ciclo fértil. Esto significa:

    • No hay sangrado de celo ni atracción de machos.

    • Se previene la pseudogestación (embarazo psicológico), frecuente en hembras enteras.

  2. Reducción del riesgo de tumores mamarios
    La exposición a hormonas ováricas influye en la aparición de tumores de mama. Castrar antes de ciertos celos puede reducir notablemente ese riesgo. La magnitud del beneficio depende del momento de la intervención y del individuo.

  3. Eliminación del riesgo de piometra
    Si se practica ovariohisterectomía, desaparece el riesgo de piometra (infección uterina potencialmente mortal) y de otras patologías uterinas.

  4. Control poblacional y bienestar en el hogar
    Se evitan camadas no planificadas y los desafíos logísticos del manejo del celo (manchado, restricción de salidas, estrés por aproximación de machos).


Inconvenientes y riesgos en machos

  1. Riesgos quirúrgicos y anestésicos
    Aunque la orquiectomía es relativamente rápida y sencilla, toda cirugía con anestesia general conlleva riesgo. Factores que lo aumentan:

    • Edad avanzada.

    • Enfermedades preexistentes.

    • Razas braquicéfalas (bulldog, carlino, bóxer, etc.), por sus particularidades anatómicas y respiratorias.

    Un chequeo preoperatorio exhaustivo reduce estos riesgos.

  2. Cambios conductuales no deseados si hay inseguridad o miedo
    La testosterona no es la “causa raíz” de todos los problemas de conducta. En perros inseguros o miedosos, la castración puede no mejorar —e incluso empeorar— la reactividad o la agresividad por miedo. En estos casos, la intervención sin un plan de trabajo conductual puede ser contraproducente.

  3. Tendencia al aumento de peso y sedentarismo
    Al bajar el metabolismo basal, aumenta la predisposición a la obesidad. Requiere ajustes en la dieta, control de raciones y promoción del ejercicio.

  4. Posibles asociaciones con ciertos tumores o problemas ortopédicos
    Algunos estudios han planteado asociaciones entre castración (especialmente temprana) y mayor incidencia de determinadas neoplasias (p. ej., hemangiosarcoma u osteosarcoma) o trastornos articulares y del crecimiento en razas grandes y gigantes. La evidencia puede variar según raza, edad y momento de la cirugía. Por prudencia, conviene individualizar la recomendación, sobre todo en perros grandes/giantes.


Inconvenientes y riesgos en hembras

  1. Riesgos quirúrgicos mayores que en machos
    La anatomía y el acceso abdominal hacen que la ovariectomía/ovariohisterectomía sea una intervención más larga y compleja que la castración de machos, con mayor exposición a anestesia. Un buen protocolo anestésico y una cirujana/o experimentado minimizan riesgos.

  2. Cambios conductuales
    Al igual que en machos, la castración no es una solución universal para la agresividad. En hembras con agresión no relacionada con el celo (especialmente intraespecífica, hacia otras perras), la castración puede no ayudar o empeorar el cuadro.

  3. Aumento de peso
    Disminuye el gasto energético basal y crece el riesgo de sobrepeso/obesidad. Es crucial ajustar ración, tipo de alimento y ejercicio tras la cirugía.

  4. Incontinencia urinaria
    Un porcentaje de hembras puede desarrollar incontinencia urinaria posquirúrgica (a menudo controlable con medicación). No es lo común, pero conviene conocerlo antes de decidir.

  5. Posibles asociaciones con ciertos tumores o problemas ortopédicos
    Similar a los machos, algunas investigaciones señalan asociaciones entre castración temprana y determinados tumores o alteraciones ortopédicas, con variabilidad por raza y tamaño. De nuevo, la recomendación debe ser personalizada.


Comportamiento: qué cambia y qué no cambia

  • Lo que tiende a mejorar: conductas dependientes de hormonas sexuales, como marcaje por motivación sexual, monta por excitación sexual y deambular en celo de hembras cercanas. También puede modular conflictos entre machos por competencia sexual.

  • Lo que NO suele resolver por sí solo: miedo, ansiedad, falta de socialización, frustración, protección de recursos o agresividad por dolor. Estas áreas requieren un plan de modificación de conducta (gestión del entorno, entrenamiento, enriquecimiento, posible apoyo farmacológico) dirigido por un etólogo o educador canino cualificado.

Idea clave: la castración puede ser una herramienta dentro de un plan conductual, no el plan completo.


¿Cuándo conviene castrar? Importa la edad, la raza y el contexto

  • Razas pequeñas y medianas: a menudo el debate se centra en el comportamiento y la logística (celo, convivencia).

  • Razas grandes y gigantes: se valora con especial cuidado el momento para no interferir en el desarrollo óseo. En algunos casos se recomienda esperar a la madurez esquelética.

  • Perros con problemas de miedo/inseguridad: prioridad al trabajo conductual antes de decidir.

  • Hembras con antecedentes familiares de tumores mamarios o riesgo de piometra: la castración puede aportar un beneficio preventivo considerable.

No existe una “edad mágica” universal. La decisión ideal se toma tras evaluar historia clínica, examen físico, tamaño, raza, entorno, personalidad y objetivos de la familia.


Alternativas a la castración

  1. Vasectomía (machos)
    Se secciona o liga el conducto deferente, impidiendo el paso de espermatozoides.

    • Pros: el perro permanece fértilmente inactivo (no puede fecundar), se mantiene la testosterona y, por tanto, no hay cambios hormonales.

    • Contras: no reduce conductas sexuales ni riesgos asociados a la testosterona; no previene patologías dependientes de hormonas (p. ej., próstata). No es un método usado de forma rutinaria en todas las clínicas.

  2. Ligadura de trompas (hembras)
    Se liga o secciona el oviducto, evitando que el óvulo pueda ser fecundado.

    • Pros: esteriliza sin retirar los ovarios; se conserva el ciclo.

    • Contras: no evita el celo, sangrado ni pseudogestaciones; no previene tumores mamarios ni piometra (el útero y la influencia hormonal siguen presentes).

  3. Castración química
    Consiste en fármacos (implantes subcutáneos de liberación lenta, inyecciones o comprimidos) que inhiben temporalmente la función reproductiva.

    • Pros: reversible, útil como prueba para valorar efectos sobre conducta o en situaciones temporales.

    • Contras: eficacia variable, efectos secundarios posibles y necesidad de reaplicaciones. No es la mejor opción a largo plazo para la mayoría.

  4. Manejo ambiental y responsabilidad
    Supervisión, control de salidas, evitar contacto con hembras en celo, vallas y puertas seguras, enriquecimiento y entrenamiento para reducir frustración y deambulación.


Preparación y cuidados pre y postoperatorios

Antes de la cirugía

  • Evaluación clínica: exploración, analítica sanguínea y, si procede, pruebas adicionales (p. ej., cardiología).

  • Ayuno según indicaciones veterinarias.

  • Ajuste de medicación en perros con tratamientos crónicos.

  • Resolver dudas: tipo de intervención, puntos, analgesia, tiempos de alta.

Después de la cirugía

  • Analgesia y antiinflamatorios conforme a pauta.

  • Control del dolor: cambios de postura, jadeo, gemidos o apatía son señales a vigilar.

  • Protección de la herida: collar isabelino o body; evitar lamidos y carreras.

  • Actividad física: paseos cortos y controlados; reintroducción gradual del ejercicio.

  • Revisión de puntos según calendario y vigilancia de signos de alarma: enrojecimiento excesivo, calor, secreción, apatía, fiebre, vómitos.


Peso, alimentación y ejercicio tras la castración

  • Necesidades energéticas: suelen reducirse tras la castración.

  • Plan nutricional: puede ser útil cambiar a un alimento “neutered/sterilised” o bajar ración (bajo guía profesional).

  • Seguimiento: pesa a tu perro regularmente; si el peso sube, ajusta ración y actividad.

  • Ejercicio y enriquecimiento: juegos de olfato, trabajo masticatorio, paseos de calidad, entrenamiento en positivo. El objetivo es prevenir ansiedad por inactividad y ganancia de peso.


Costes y logística

El coste varía por país, clínica, tamaño del perro, tipo de cirugía (ovariectomía vs ovariohisterectomía) y pruebas preoperatorias necesarias. Es preferible elegir calidad y seguridad (buen equipo, anestesia monitorizada, analgesia multimodal) antes que “la opción más barata”. Pregunta por:

  • Protocolo anestésico y de monitoreo.

  • Analgesia intra y postoperatoria.

  • Revisiones incluidas y plan de control de complicaciones.


Mitos y realidades

  • “Castrar arregla cualquier agresividad.”
    Falso. Solo puede ayudar en agresividad motivada por hormonas. La agresividad por miedo, ansiedad o recursos exige trabajo conductual específico.

  • “Tras castrar engordará sí o sí.”
    No es inevitable. Con dieta ajustada y actividad, el peso puede mantenerse.

  • “Es cruel castrar.”
    Depende del caso. Puede mejorar el bienestar (p. ej., evitar piometra en hembras, reducir escapadas o peleas en machos), pero también puede no ser lo ideal en perros con un perfil conductual concreto. Lo “cruel” es no valorar cada caso y no ofrecer cuidados adecuados.

  • “La castración temprana siempre es mejor.”
    No siempre. Momento y raza importan; en razas grandes/giantes se evalúa con especial cautela.


Checklist para decidir (útil para conversar con tu veterinario)

  1. Objetivo principal: control poblacional, prevención de patologías, apoyo conductual…

  2. Perfil del perro: edad, raza/tamaño, historial de salud, nivel de actividad, entorno (campo/ciudad), convivencia con otros animales.

  3. Comportamiento actual: ¿hay miedo, inseguridad, reactividad? ¿La agresividad parece sexual/territorial o tiene otra base?

  4. Riesgos quirúrgicos: ¿braquicéfalo? ¿cardiopatías? ¿obesidad previa? ¿enfermedades concurrentes?

  5. Momento de la vida: ¿ha completado crecimiento? ¿Hay antecedentes familiares de tumores mamarios (hembras)?

  6. Capacidad de manejo: ¿puedes garantizar control ambiental si eliges alternativas (vasectomía/ligadura/gestión)?

  7. Plan postoperatorio: tiempo disponible para reposo, controles, collar isabelino, ajuste dietético y de ejercicio.


Preguntas frecuentes

¿La castración cambia la personalidad?
No “cambia quién es” tu perro, pero sí puede modular conductas influenciadas por hormonas (monta, marcaje, deambular). En miedos o fobias no suele ayudar y, sin intervención conductual, puede empeorar reactividad en algunos casos.

¿Cuánto tarda en recuperarse?
Generalmente, 7–14 días para cicatrización inicial (según caso y tipo de sutura). La convalecencia completa y la estabilización hormonal pueden llevar varias semanas.

¿Y si no quiero castrar, pero tampoco quiero camadas?
Valora vasectomía/ligadura, manejo ambiental estricto o castración química temporal. Ten presente sus limitaciones y que no previenen ciertas enfermedades.

¿Es mejor ovariectomía u ovariohisterectomía?
Ambas esterilizan. La elección depende de criterios del profesional, estado uterino y protocolo de la clínica. Si hay patología uterina, se indica ovariohisterectomía.

¿Puede mi perra engordar o tener incontinencia?
Hay mayor predisposición al aumento de peso, controlable con dieta y ejercicio. La incontinencia aparece en un porcentaje reducido y suele responder a tratamiento.


Conclusión: ¿castrar sí o no?

La respuesta honesta es: depende del individuo. La castración aporta beneficios claros —control poblacional, eliminación de tumores testiculares, prevención de piometra y reducción del riesgo de tumores mamarios en determinadas condiciones— y puede ayudar en conductas sexuales problemáticas. Pero no es una solución universal para el comportamiento, puede favorecer el aumento de peso y, especialmente si se realiza muy temprano en razas grandes, puede asociarse a riesgos ortopédicos y a ciertas neoplasias según el contexto.

La mejor decisión se toma en equipo:

  1. Consulta con tu veterinario/a: valoración clínica, edad, raza, riesgos anestésicos, tipo de cirugía idóneo.

  2. Habla con un etólogo/a si hay problemas de conducta: define si la castración ayudará o si conviene posponer y trabajar primero el comportamiento.

  3. Planifica el postoperatorio: analgesia, reposo, control de la herida, dieta y ejercicio.

  4. Si dudas, considera una castración química temporal para observar efectos, o alternativas como vasectomía/ligadura más manejo ambiental responsable.

Elegir bien no es decir “sí” o “no” sin matices, sino adaptar la decisión a tu perro, a su salud y a vuestra realidad. Con buena información y un equipo profesional de confianza, podrás actuar con seguridad y, lo más importante, en beneficio del bienestar de tu compañero.

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